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El Alcalde Revolucionario Alfredo Mendoza, reseñó que el pasado 12 de septiembre el diario estadounidense “The Washington Post”, el mayor y Alcalde Alfredo Mendozamás antiguo periódico de Washington, DC, la capital de los Estados Unidos de Norteamérica, publicó una Editorial sobre el caso de la sentencia a Leopoldo López, en extremo parcializada y con claros visos de desconocimiento  del marco jurídico vigente y del proceso de pacificación que lleva adelante el Presidente Nicolás Maduro.

En la mencionada editorial, el referido diario expresa: “A menudo hemos escrito sobre juicios políticos sesgados que parecen ser cada vez más comunes como mecanismo de represión en países no democráticos, que intentan mantener una apariencia de respetabilidad internacional. En los últimos meses hemos visto a periodistas y a activistas políticos cínica e injustamente enviados a la cárcel en Azerbaiyán, Egipto, Rusia y otros países. Pero por su descaro, nada iguala lo que le ocurrió este jueves al líder opositor Leopoldo López quien fue condenado a casi 14 años de prisión…”

Argumentó Mendoza, que primeramente los ejemplos que coloca el escrito, de otras experiencias de juicios, han sido dadas por causa políticas ciertamente; activistas pro-derechos humanos que cuestionan los procedimientos de Estados forajidos al margen de la Ley. Pero en el caso que ocupa, el Juicio a Leopoldo López, no es un caso enmarcado en estas características. Él no salió el 12 de febrero del 2014, haciendo un llamado a la restitución de los derechos humanos violados por un Estado, él salió a la calle y se hizo eco a través de las redes sociales y los medios de comunicación nacional e internacional, a salir a “guarimbear” y crear zozobra para anticipar la denominada “Salida” del Presidente Constitucional Nicolás Maduro. Eso que hizo este activista político venezolano no es una “acción reivindicatoria”, es un acto de subversión y atentado franco a la institucionalidad del Estado venezolano y a la paz nacional, por ende es un político con faltas graves que fue juzgado en la plenitud del uso de sus derechos, no permitiendo que influyera el contexto internacional y la desidia de grupos de ultraderecha que en todo momento amenazaron con la pulcritud y transparencia de una decisión que marcara huella no a la posición para aniquilarla, necesitamos una oposición democrática y seria, sino a la impunidad y a las familias de las víctimas que se dieron como consecuencia de la acción irresponsable de este activista político. Leopoldo López es hoy un ciudadano condenado, o político condenado por infringir la Ley, no por llamar al respeto del marco jurídico.

            En otro aparte, el Editorial dice: “… López favorece un cambio democrático pacífico; en sus llamados a protestas contra el gobierno el año pasado, llamó a sus seguidores a actuar sin violencia. No en vano, su popularidad en encuestas supera a la del actual presidente Nicolás Maduro, por más de 20 puntos”. Estas afirmaciones son falsas: nunca llamó a tomar las calles pacíficamente y es mentira que tenga mayor raigambre en el pueblo que el Presidente Maduro, tiene presencia mediática, pero no popularidad democrática.

            La Editorial, describe que el juicio de López contó con “…70 audiencias que se extendieron por más de 600 horas, el gobierno presentó 108 testigos acusadores – ninguno de los cuales, de acuerdo con un comunicado de Human Rights Watch, presentó evidencia alguna que respaldara sus acusaciones. Luego el señor López sólo tuvo tres horas para su defensa. La juez rechazó 58 de los 60 testigos de la defensa, y los otros dos se negaron a testificar. Entonces ella (la juez) sentenció la pena máxima solicitada por la fiscalía…”. No, esto no es así de fácil. Lo que presentó la defensa eran pruebas rebuscadas, testigos de utilería, apoyos internacionales sesgados, manipulados; la Juez solamente decanto el uso adecuado del escenario del juicio, para garantizar objetividad y apartar la postura politiquera que pretendió la defensa desde el momento mismo de la detención de López.

Finalmente cierra la Editorial con esta infeliz frase: “Fue nada más que un crudo espectáculo de propaganda y un dispositivo para encerrar a un oponente que el régimen teme inmensamente”. Acá se hace necesario reconocer la gallardía, el coraje y la templanza de la Juez Susana Barreiros, a quien la mediática oposicionista ha tildado de “oveja negra” y le han descalificado, de la A a la Z, de todas las formas y maneras, colocando su nombre y dignidad humana en “entredicho”. Esta abogada fue un ejemplo de justicia y de reconocimiento a los hechos verdaderos, demostrables; no se dejó amilanar por la mediática ni por las ofensas. Asumió su rol como Juez y juzgó. Es necesario que el Estado reconozca este aporte de la Juez que es un ejemplo palpable de la grandeza de los profesionales con conciencia y con voluntad democrática.

El mandatario sucrense culmino su argumentación afirmando, que en cuanto a que si Leopoldo López “…un oponente que el régimen teme inmensamente”; es un asunto de percepciones. El Gobierno Bolivariano teme “no cumplirle al pueblo”, por ello se esfuerza día a día en contrarrestar personas o grupos que desde escenarios de violencia y golpismo, tratan de obstaculizar las políticas públicas y gobernabilidad, con premisas falsas de violación de derechos humanos y trato autoritario por parte de los líderes del proceso revolucionario. Los únicos enemigos del Gobierno son los enemigos del pueblo, esa es la verdad y no el invento de un medio de comunicación como The Washington Post, que lo busca es satisfacer los intereses imperialistas en un país que ya no inflexiona ante el imperialismo global.

 

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